
Una cuestión de tiempo comienza con un off y una escena que producen una envidia tremenda al presentar una familia utópica. Todos los miembros de ésta se sientan una vez a la semana, en su jardín junto al mar, frente a una enorme pantalla de cine, haga el tiempo que haga, a disfrutar de una película en familia. El padre (Bill Nighy), culto, desenfadado y muy cercano, tiene un secreto que comparte con su hijo (Domhnall Gleeson): los hombres de la familia pueden viajar en el tiempo. ¿Qué pasaría si al cumplir los 21 años tu padre te dice que puedes viajar en el tiempo? Pues eso es lo que hace Tim, esforzarce para ser un amante perfecto enmendando una y otra sus errores sentimentales. Se trata de una película facilona, romántica, de saltos en el tiempo pero muy bien cuidadita (estética, banda sonora...). Alterna muy bien las escenas cotidianas con situaciones de humor y las lacrimógenas. Es un film de relaciones de pareja pero no tiene nada de lo empalagoso de Love Actually, del mismo director (Richard Curtis). Me pareció muy curiosa la manera que tienen estos personajes de viajar en el tiempo y las limitaciones de su poder. Una cinta cargada de optimismo. No perderás el tiempo viéndola.
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